El líder de Podemos, Pablo Iglesias, trata estos días de aglutinar en torno a su partido a los movimientos de descontento que recorren España, consciente de que hacer política implica "asumir decisiones difíciles y cabalgar contradicciones".

"No somos ángeles, sabemos que hacer política implica asumir circunstancias y decisiones difíciles y lo trataremos de hacer de la mejor manera posible", dice en una entrevista con Efe en París.

Su visita de tres días a Francia le ha permitido pulsar el ánimo de los militantes de Podemos fuera de España -aprovechó para pedir la creación de una circunscripción en el exterior-, aunar estrategias con el líder izquierdista Jean-Luc Melenchon y con el ala crítica del Partido Socialista y asegurarse el apoyo del economista Thomas Piketty.

Iglesias, que ha hecho de la diferencia su carta de presentación, admite su temor a llegar a ser percibido como "un político más", pero contra eso, asegura, su partido ha aprobado medidas como limitar sus salarios o establecer un código ético y de transparencia.

Asegura que está preparado para marcharse "en cualquier momento", pero se resiste a fijar qué resultado sería un fracaso o un éxito para él en las elecciones generales de diciembre.

Con la vista puesta en esos comicios, pretende incorporar a su proyecto a integrantes de Izquierda Unida -como a su candidato a la Presidencia, Alberto Garzón- pero también abrirse a sectores que hasta ahora no han estado representados en Podemos, como los ecologistas.

"Los necesitamos junto a nosotros, porque es un déficit preocupante. Nos ha faltado conciencia sobre lo que significa un desarrollo sostenible, y es importante que esa conciencia verde, poco presente en España, esté presente en las organizaciones políticas", señaló.

Acusado desde algunos sectores de querer hacer desaparecer a IU, Iglesias niega que su intención sea "fagocitar" al partido, pero reconoce que "las cosas están cambiando" y que eso implica para la izquierda "desproveerse de una parte de la mochila" y renunciar a ciertas siglas.

"Ojalá Alberto Garzón dé el paso y participe en uno de esos espacios de unidad popular en Málaga o quién sabe", dice.

Iglesias, de 36 años no se siente incómodo cuando ve que los medios en Francia describen a Podemos como el "partido antiliberal español" y tampoco oculta que se siente de izquierdas, porque "aunque somos transversales, eso no quiere decir que estemos en el centro político".

"¿Dónde nos quiere el adversario? Pues nos quiere situados bien a la izquierda para que ganen los de siempre. Pero no les vamos a regalar el terreno de juego. Si tenemos que enfrentarnos a unos tipos de dos metros, no vamos a jugar al baloncesto con ellos. Jugaremos al fútbol para poder ganarles", argumenta.

En los últimos días, se ha difundido el supuesto malestar de algunos alcaldes de candidaturas de unidad popular en ciudades españolas por lo que interpretan como una apropiación de su éxito por Podemos.

Para Iglesias, "si existiera ese malestar no habríamos sido recibidos ni tendríamos una relación tan estrecha con esos alcaldes y alcaldesas", pero insiste en que la mejor ayuda que pueden recibir de esos ayuntamientos es que estén bien gestionados, pues eso hará a la ciudadanía percibir que hay un cambio real.

En esa línea, resta importancia a la polémica suscitada por el nombramiento en del padre de la concejala madrileña Rita Maestre como subdirector general de Atención al Contribuyente en la Agencia Tributaria.

"Los nombramientos tienen que responder a la legalidad y a la capacidad y a la competencia de las personas. Uno no tiene la culpa de tener un apellido o de ser familiar de alguien (...) Nadie ha cuestionado el currículum de esta persona como una persona capacitada para desarrollar ese trabajo", agrega.

Respecto a las decisiones difíciles que afrontan los gobernantes, Iglesias confiesa que habría actuado igual el primer ministro griego, Alexis Tsipras, de haber estado en su situación de elegir entre el plan de rescate o la salida del euro.

Sin embargo, no considera que la suerte electoral de Podemos esté ligada a lo que suceda con Syriza en los próximos comicios helenos, porque "los españoles van a votar pensando en España".

El líder de Podemos insiste en que no participará en ningún gobierno en España si no es para encabezarlo, y envía un mensaje al secretario general socialista, Pedro Sánchez.

"Si, como ocurre en Madrid, nosotros superamos al PSOE, no les quedará más remedio que tomar una decisión: o apoyan al PP o nos apoyan a nosotros. Si apoyan al PP comenzará una cuenta atrás en la que seguramente Podemos obtenga mayoría absoluta", aventura.

Sin embargo, a la inversa, si el PSOE queda por delante, cree que será imposible que los socialistas lleven a cabo los cambios necesarios: "Creo que el Partido Socialista, si se ve fuerte, está más cerca del Partido Popular que de nosotros".