El rey Felipe tendió la mano hoy a México para aprovechar "la vitalidad y el enorme potencial" de la relación con España para seguir profundizando unos vínculos que van más allá del ámbito político y comercial.

Felipe VI trasladó este mensaje al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, durante la primera jornada de su visita de Estado a México, junto a doña Letizia, que se prolongará hasta el miércoles con una intensa agenda de actos.

Peña Nieto, acompañado de su esposa, Angélica Rivera, les dio la bienvenida en un acto lleno de solemnidad celebrado en el recinto militar deportivo Campo Marte después de que los reyes participaran en una ofrenda floral ante el Monumento de los Niños Héroes.

Don Felipe remarcó la "importancia capital" del viaje a México, no solo por ser un socio estratégico de España desde 2007, sino por "la fuerza y la vitalidad de la relación y el enorme potencial que hay por delante", al estar cimentadas en "vínculos mucho más profundos que los políticos o comerciales".

"Son relaciones construidas entre personas que, por tanto, trascienden gobiernos e instituciones y esos las hace aún más sólidas", concluyó Felipe VI, cuyo viaje de Estado a México sucede a los seis que hizo don Juan Carlos y doña Sofía entre 1978 y 2002.

Peña Nieto convino en aprovechar los "centenarios, fraternos e indisolubles vínculos" que unen a ambos países para "profundizar y diversificar sus intercambios y consolidarse como actores con responsabilidad global".

España es el tercer socio comercial e inversor extranjero en México, por detrás de Estados Unidos y Holanda, y cuenta con más de 5.000 empresas instaladas en el país americano.

El presidente agradeció a Felipe VI haber escogido México para hacer su primera visita de Estado a Iberoamérica durante su reinado.

"No es nuevo el sentimiento de afecto y estima que los mexicanos tenemos por el rey", enfatizó Peña Nieto, quien recordó que don Felipe estuvo en su toma de posesión hace tres años y la visita que oficial que hizo a Madrid hace un año días antes de su proclamación.

Desde su llegada al trono, remarcó Peña Nieto, Felipe VI se ha convertido en "un símbolo de unidad y de esperanza para su pueblo, un referente de renovación y confianza para Europa" y "su preparación y visión corresponden a los nuevos desafíos" actuales.

"Estoy seguro de que su liderazgo fortalecerá la proyección e influencia positiva de España en el mundo", incidió Peña Nieto, que ayer, domingo, salió del hospital tras someterse el viernes a una operación para extirparle la vesícula.

En un ambiente de complicidad y hermanamiento, don Felipe no tuvo reparos en coronar su discurso entonando un "Que viva México" para hacer ver que todos los españoles "se han sentido, se sienten y se sentirán" en México como "en su propia patria".

Tras la ceremonia de bienvenida, los reyes se desplazaron al Ayuntamiento de la Ciudad de México, situado en la Plaza del Zócalo, corazón de la capital.

En el Salón de Cabildos, donde en agosto de 1945 se reunieron las Cortes españolas de la República para nombrar a José Giral presidente del Gobierno en el exilio, Felipe VI expresó su "inmensa" gratitud a México por acoger durante varias décadas a españoles que emigraron al país americano, entre ellos a muchos exiliados republicanos huidos del franquismo.

Entre ellos, intelectuales, artistas, escritores y filósofos como Luis Buñuel, Luis Cernuda, Max Aub, León Felipe o José Gaos, que contribuyeron a dar prestigio a instituciones como la Casa de España en México, la Universidad Autónoma de México (UNAM), la más grande de América, y otras entidades científicas.

"Ciudad de México, por tanto, urbe hospitalaria y magnánima que recibe con los brazos abiertos a los españoles que han encontrado su hogar en este inmenso y hermoso Valle de Anáhuac. Nuestra gratitud es por ello también inmensa", remarcó el rey.

De manos del gobernador de la ciudad, Miguel Ángel Mancera, don Felipe y doña Letizia recibieron el título de Huéspedes Distinguidos y la Llave de la Ciudad.

Mancera convino en ensalzar las aportaciones que hicieron los intelectuales huidos a México y aseguró que la ciudad "sigue teniendo la mano extendida y los brazos abiertos para España, desde entonces hasta ahora".

La primera jornada de la visita se completa con un almuerzo privado ofrecido a los reyes por Peña Nieto y su esposa en la residencia presidencial y una cena oficial en el Palacio Nacional.