El catedrático Fernando Reinares (Logroño, 1951), uno de los mayores expertos en temas de terrorismo en España, acaba de sacar el libro "¡Matadlos! Quién estuvo detrás del 11-M, en el que asegura que los atentados se urdieron en venganza por la desarticulación de la célula de Al Qaeda del sirio Abu Dahdah y que no tuvieron nada que ver con la guerra de Irak, aunque la organización de Bin Laden lo aprovechó dentro de su estrategia para dividir a los países embarcados en el conflicto bélico. También rechaza, como quedó claro en la sentencia del 11-M, la participación de ETA, siquiera indirectamente, en los atentados. Investigador del Instituto Elcano, asesor en su día del Gobierno de Zapatero en materia de terrorismo, Reinares indica que la amenaza yihadista aún continúa, puesto que la corriente del salafismo que alienta la guerra santa considera a España como un dominio islámico ocupado por los cristianos que es imperativo liberar. Y las revoluciones de los países musulmanes pueden derivar en una amenaza para Occidente a medio y largo plazo.

-Acaba de sacar un libro sobre los atentados del 11-M, "¡Matadlos!", cuyo título hace referencia al Corán.

-Hace referencia a una aleya que el instigador del 11-M tenía especialmente subrayada.

-¿Y quién fue el instigador del 11-M?

-Amer el Azizi, que era un antiguo miembro de la célula de Al Qaeda en España que se desmanteló en noviembre de 2001, después de que se comprobaran sus relaciones con la célula de Hamburgo, responsable de los atentados del 11-S en Nueva York. La operación policial detuvo a todos menos a uno de los miembros prominentes, Amer el Azizi, que estaba en Irán, ocupándose de la ruta que seguían los individuos reclutados en España para acudir a campos de entrenamiento de Al Qaeda en Afganistán.

-¿Cayeron todos?

-Algunos individuos, especialmente los incorporados más recientemente al círculo de Abu Dahdah, no fueron detenidos y justamente de ellos, de Mustapha Maymouni, de El Tunecino, Said Berraj, Jamal Zougam..., surgió el núcleo inicial de lo que fue la red del 11 de marzo, un núcleo al que luego se añadiría un componente de individuos relacionados con la estructura europea del Grupo Islámico Combatiente Marroquí y a partir del verano de 2003 un tercer componente que es el de los antiguos delincuentes comunes convertidos en yihadistas, que lideraba Jamal Ahmidan, "El Chino", que aportó a la célula funciones de financiación y derivadas de ellas, capacidad para la adquisición de explosivos procedentes de Asturias.

-Una financiación a través del tráfico de drogas y de otras actividades ilegales, imagino.

-Básicamente la financiación de la red del 11-M procedió del tráfico de drogas, pero también de aportaciones de dinero que los miembros de la célula realizaron en los meses precedentes.

-¿Cuándo aprueba Al Qaeda la realización de los atentados?

-La decisión de atentar en España se toma en diciembre de 2001, por Amer el Azizi, muy notable miembro de la célula de Abu Dahdah, y esa decisión es aceptada en febrero de 2002 durante una reunión que delegados del Grupo Islámico Combatiente Marroquí y el Grupo Islámico Combatiente Libio tienen en Estambul. Lo que ocurre con Azizi es que huye de Irán a Pakistán y allí logra ingresar en Al Qaeda central, gracias a los vínculos que tenía tras desarrollar actividades en los campos de entrenamiento de Afganistán desde antes del 11-S. En Al Qaeda central actúa como subcomandante de grupos que operaban en Afganistán. Luego pasa a desarrollar actividades de propaganda y finalmente, en 2003, Osama Bin Laden lo designa como segundo del aparato de operaciones externas de Al Qaeda, que se ocupaba de planificar y preparar atentados en países occidentales.

-¿Qué fue de Amer el Azizi?

-Amer el Azizi muere el 1 de diciembre de 2005 abatido por un misil estadounidense de los lanzados por aviones no tripulados contra líderes de Al Qaeda, junto al jefe de operaciones externas de la organización. Es a partir de este dato que pude iniciar a finales de 2008 la investigación de la que ha surgido el libro.

-Por tanto, nada que ver con la guerra de Irak.

-Si la decisión se toma en diciembre de 2001, la red empieza a articular en marzo de 2002, estamos un año antes del inicio de la intervención en Irak. Es una decisión que obedece a motivos de venganza por la desarticulación de la célula de Al Qaeda en España, una de las tres más potentes de la organización en Europa, y una operación en la que son detenidas veinte personas. Y España había sido uno de los países más combativos contra el terrorismo yihadista en los años noventa, a pesar de que los recursos humanos y materiales eran muy reducidos en comparación con los dedicados a combatir el terrorismo de ETA.

-¿Habían caído otras células con anterioridad?

-Entre los terroristas del 11-M estaba Alekema Lamari, un argelino que fue detenido en 1997 al desarticularse la célula yihadista a la que pertenecía en Valencia, que fue excarcelado por un desajuste judicial y que aparece en la célula del 11-M porque fue cooptado por los restos del grupo de Abu Dahdah y un individuo del que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) afirmaba que albergaba un gran odio a España y que no se esperaba que saliese del país porque quienes le habían oído hablar aseguraban que tenía un gran deseo de venganza por su detención y la de sus correligionarios.

-Han sido cinco largos años de trabajo para sacar este libro.

-He utilizado documentos policiales y judiciales de países europeos, norteafricanos, de Norteamérica, del sur de Asia, entrevistas y documentos procedentes de la inteligencia de al menos ocho países, también entrevistas personales, con miembros de los grupos de inteligencia y también con el ex líder del Grupo Combatiente de Libia que me confirmó ante testigos sus vínculos con El Tunecino.

-Un aspecto que descubre en su libro es que se estaba preparando un segundo 11 de marzo en 2008.

-Fueron unos planes terroristas que fueron desarticulados en fase de preparación e iban a ser ejecutados a modo de atentados suicidas en el metro de Barcelona, pero no por individuos relacionados con el 11-M, sino por organizaciones terroristas de origen pakistaní, algunas de las cuales residían en Barcelona, y otros hablaban de llegar por cuatro rutas diferentes en los meses previos al momento en que iban a desarrollar la operación, a finales de enero de 2008. Fue un atentado que iba a producirse en Barcelona, iba a replicarse en alguna otra ciudad europea y pretendía afectar a la decisión de los gobiernos con la presencia de tropas en Afganistán.

-Muy diferente al 11-M.

-El 11 de marzo fue decidido por razones de venganza, preparado gracias al concurso del Grupo Islámico Combatiente Marroquí por razones de oportunidad y, finalmente, asumido y aprobado por el liderazgo de Al Qaeda, pero esto sólo a partir de la guerra de Irak. Al Qaeda aprovechó el contexto de la guerra de Irak para aprobar unos atentados que ya estaban en marcha, porque encajaban en el contexto de su estrategia general de provocar divisiones entre los países occidentales y generar fracturas entre las poblaciones y sus respectivos gobiernos.

-¿Buscaban la retirada de Irak?

-El objetivo inicial era una venganza relacionada con la aleya a la que me referí antes: "Matadlos hasta que dejen de perseguiros". El hecho de que sólo cinco semanas después de tener 191 muertos en Madrid se anunciara la decisión de abandonar Irak es lo que ha presentado como verosímil la reclamación de Al Qaeda del 11-M como un éxito, dejando a un lado consideraciones electorales. Cuando Al Qaeda aprueba los atentados, ya está bastante avanzado 2003, pero aún no se habían convocado las elecciones generales en España. La propia Al Qaeda en un documento reconoce que el hecho de convocarse las elecciones fue una circunstancia nueva a la que, sin embargo, respondieron tratando de sacar el mayor provecho por razones propagandísticas.

-Una organización de lo más oportunista.

-Al Qaeda no suele reivindicar sus atentados hasta unos días después. En este caso lo hicieron, y después explicaron que lo habían hecho teniendo en cuenta las circunstancias sobrevenidas relacionadas con las elecciones. Otra cosa son los comunicados de la célula local, que los llevó a cabo a la vista de que se había generado una polémica entre los españoles por la autoría de los mismos.

-Desde luego, ETA no aparece.

-No hay un solo documento, una sola entrevista, que me haya llevado a considerar mínimamente la hipótesis de la participación de ETA en el 11 de marzo, lo cual, conviene subrayarlo, no hace a ETA menos organización terrorista de lo que lo ha sido en las últimas décadas.

-¿Y cuál es el papel de los asturianos en este atentado?

-Es bien sabido que una serie de individuos residentes en Asturias intervino voluntariamente en el canje de explosivos por drogas. Y si bien alegaron que ese canje lo habían hecho persuadidos de que los individuos de origen norteafricano a los que estaban facilitando explosivos pensaban utilizarlos en atracos y actividades delictivas de ese tipo, no es menos cierto que los dos más directamente relacionados con el intercambio (Trashorras y Zouhier) revelan que tenían motivos para pensar de otro modo, porque en algún momento El Chino les había expuesto sus ideas sobre Al Qaeda, la Yihad global y la muerte de infieles. Y José Emilio Suárez Trashorras ha recordado que, el modo en que se despidió "El Chino" le resultó inquietante, con aquella frase: "Si no nos vemos en la tierra nos veremos en el cielo".

-¿Y está conjurado el riesgo de atentados islamistas en España?

-Después de los atentados del 11 de marzo no han vuelto a ocurrir nuevos ataques. Afortunadamente, se logró evitar los de Barcelona, y buena parte de los elementos que no pudieron impedir el 11-M está funcionando ahora adecuadamente, como la cooperación internacional, la actuación con buenas capacidades de inteligencia de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y la mayor coordinación de éstas. Se ha adaptado además desde diciembre de 2010 la legislación antiterrorista para acomodarla a las características del terrorismo internacional. Décadas de terrorismo de ETA no fueron suficientes para que en España existiera lo que se creó tras el 11 de marzo, como el Centro de Coordinación Antiterrorista, una agencia en la cual expertos de la Policía, de la Guardia Civil, del CNI, de Instituciones Penitenciarias y de otros ámbitos concernidos lleven a cabo el análisis de la amenaza y coordinen sus investigaciones en materia de terrorismo internacional.

-Pero, ¿sigue la amenaza?

-La amenaza sigue ahí para los países europeos, pero en relación a España siempre hay un elemento diferencial, el hecho de que el salafismo yihadista incorpore como uno de sus contenidos fundamentales desde su configuración en los años ochenta la idea de que gran parte de la península Ibérica sea un dominio islámico que en estos momentos está bajo ocupación española y a recuperar. Los propios terroristas de la célula local del 11 de marzo se hacían llamar brigada o batallón en Al-Andalus. Esto nos puede resultar extraño y extravagante. El problema es que haya yihadistas que tienen esta definición de la realidad. Nos puede resultar quimérico, pero puede ser muy real en sus consecuencias de atentados justificados en base a la pretensión de recuperar Al-Andalus.

-El fracaso de las revoluciones en el mundo musulmán, ¿puede tener consecuencias en Europa y España?

-A corto plazo, la actividad del terrorismo yihadista está concentrada en los países donde estas agitaciones han dado lugar a la desintegración del Estado y a guerras civiles. Al Qaeda y sus grupos asociados están sacando mucho partido de esta situación. A medio y largo plazo, en la medida en que individuos que residan en España o Europa acudan a esas zonas de conflicto y regresen, puede haber un riesgo de que se creen nuevas bases terroristas, lo que supondría una nueva fuente de amenaza

-¿Mintió el Gobierno el 11 de marzo?

-He tratado de evitar a la hora de escribir mi libro incurrir en aquello que ha dividido a los españoles desde entonces, una polémica sobre la atribución de culpas. Tengo muy claro que la culpa del 11 de marzo es de los terroristas.