El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, marcó este verano las líneas inmediatas de actuación si gana las próximas elecciones generales, durante una entrevista concedida a Europa Press. Sus anuncios y reflexiones coinciden en gran medida con las puestas en marcha esta semana por María Dolores de Cospedal en Castilla La Mancha, que ha reducido el presupuesto de su CCAA en un 20 por ciento para ajustar las cuentas públicas al objetivo de déficit marcado por el Gobierno central, el 1,3 por ciento para este año.

Rajoy dejó claro en esa entrevista que su objetivo primordial será "controlar el déficit público y no gastar más dinero" del que se ingresa y que, además, lo quería hacer sin subir los impuestos a los ciudadanos y sin recortar los servicios básicos.

Para lograr ese objetivo, el presidente del PP explicó que reducirá un "sinfín" de organismos públicos, hará que sindicatos, partidos, CCAA, empresarios y Gobierno de la nación se "aprieten el cinturón", estudiará "bien" la oferta de empleo público para evitar que las Administraciones Públicas crezcan desmesuradamente y el salario de los funcionarios dependerá del crecimiento de la economía, entre otras medidas.

Esta parece ser la filosofía que ha inspirado a María Dolores de Cospedal en el plan que ha presentado esta semana para ajustar las cuentas de Castilla La Mancha, para lo que ha optado por congelar la oferta de empleo público, la eliminación de empresas y fundaciones, la reducción de subvenciones, una disminución de 500 liberados sindicales y el aumento de dos horas lectivas para los profesores, que pasarán de 18 a 20 horas semanales.

Todo ello lo hará, según dijo, con "coste cero" para los ciudadanos de la región porque no subirá "ni un sólo euro" los impuestos.

Y esta es la política de austeridad que desgranó Mariano Rajoy a inicios del mes de agosto, cuyo reflejo se podrá ver en el Presupuesto de 2012, que prevé tener aprobado en el primer trimestre del próximo año, ya que no dará tiempo a realizar uno con anterioridad por el hecho de que las elecciones son el próximo 20 de noviembre.

Además, Rajoy expuso su decisión de aplicar un plan de choque inmediato que incluyera una Ley de Estabilidad Presupuestaria para controlar el déficit, algo que ya está puesto en marcha por la Ley Orgánica que ha pactado el PP con el PSOE, en la que se incluyen las cifras de déficit público que no se puede superar y que acompañará a la reforma de la Constitución.

Entre las medidas de austeridad que tiene previsto aplicar el presidente de los populares si gana las próximas elecciones está la "reducción de un sinfín de organismos públicos" sin "utilidad", la reordenación de la Administración y la eliminación de duplicidades además de hacer una oferta de empleo público más ajustada.

"Pienso en una oferta de empleo público para el futuro bien estudiada, creo que la Administración no puede seguir creciendo de forma desmesurada", explicó y añadió que quiere "un Gobierno fuerte, un Estado fuerte, pero no quiero algo inmensamente costoso para el bolsillo del contribuyente español que impida o dificulte el crecimiento económico y la generación de empleo".

Precisamente de estos dos últimos factores dependerán las futuras subidas salariales de los funcionarios, según explicó.

Rajoy también tiene claro que en el futuro "todos" tendrán que "apretarse el cinturón", ya que su política de ahorro y austeridad no incluye sólo a las Administraciones Públicas, sino también a los sindicatos, los empresarios y los partidos políticos.

"Yo creo que en los próximos años tienen que apretarse el cinturón todos, empezando por el Gobierno de la nación, las CCAA, los partidos políticos, los sindicatos y los empresarios", aseveró al ser preguntado si creía que la asignación que reciben los sindicatos y los partidos de las cuentas públicas también debía reducirse y anunció que llevará una propuesta en este sentido en su progroma.

"Se trata de manejar el dinero público como lo manejaría un buen padre o una madre de familia", argumentó.

Además, anunció su intención de "trabajar a fondo" la reestructuración del sistema financiero y por la unidad de mercado, junto con una política energética que tenga en cuenta los costes de la energía. Sobre este último asunto consideró "difícil" bajar las tarifas eléctricas, pero se marcó como objetivo bajar el coste de la energía y cortar la escalada del déficit tarifario.