Mucho reivindicar los debates electorales en los prolegómenos de las campañas pero cuando éstas llegan, pocos líderes políticos deciden confrontar sus respectivos programas en los medios de comunicación y suelen poner todo tipo de excusas y pegas para declinar su participación.

Cuanto mejores son sus expectativas de voto más impedimentos ponen para no saltar al ruedo mediático y debatir con sus oponentes, según opinan los expertos, y quizá por ello, amparados en las encuestas que casi unánimemente les auguran una holgada victoria, los dirigentes del PP parecen los menos dispuestos a los "careos" electorales en esta campaña.

Incluso cuando se celebran debates no está garantizado que se produzca un intercambio real de ideas o argumentos, ya que la rigidez de los formatos, los tiempos y el orden de las intervenciones que pactan previamente los equipos de los candidatos, suelen terminar en una sucesión de monólogos.

Cuando aceptan debatir, la mayoría de los candidatos prefieren no arriesgar y se limitan a "dialogar" consigo mismos, como ha sucedido, por ejemplo, en los que ha habido por las elecciones en Madrid y Valencia.

Como ejemplo, de "no debate" calificó el candidato socialista en las elecciones en la Comunitat valenciana, Jorge Alarte, el que se celebró el pasado 6 de mayo en Canal 9 entre los cuatro aspirantes a la Generalitat, ya que, según él, nadie podía contestar ni replicar.

Más o menos encorsetados, en Madrid y Cataluña si ha habido debates en esta campaña. Telemadrid celebró uno el pasado 8 de mayo en el que se enfrentaron la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, con sus adversarios del PSOE, Tomás Gómez, y de IU, Gregorio Gordo, pero por separado, ya que dijo "no estar capacitada" para debatir "dos contra uno" por entender que ambos se unirían contra ella en un debate a tres bandas.

Más allá de Cataluña y Madrid, "el debate sobre los debates" ha estado presente durante la campaña en otras comunidades aunque, por unas razones o por otras, las expectativas han quedado finalmente frustradas en la mayoría de los casos.

Ante las elecciones en Castilla-La Mancha, los responsables de campaña de PSOE y PP no han conseguido a estas alturas ponerse de acuerdo en el formato, fecha, lugar y medio en el que celebrar un debate entre José María Barreda y María Dolores de Cospedal, debate que ambos partidos dicen estar muy interesados en que se produzca.

Y respecto a las elecciones en Castilla y León los dos principales aspirantes al Ejecutivo autonómico, Juan Vicente Herrera (PP) y Óscar López (PSOE) siguen haciéndose reproches de haber frustrado la posibilidad de un debate.

En cuanto a las elecciones en Murcia, los cabeza de lista del PP y el PSOE han hecho de momento oídos sordos a la propuesta de debatir planteada por el candidato de IU, José Antonio Pujante.

Tanto en las elecciones en Baleares como en las elecciones en Canarias si se han celebrado debates.

Las elecciones en Asturias, en cambio, se han quedado sin un cara a cara que prometía.

La provincia con mayor porcentaje de votantes extranjeros son en las elecciones de Alicante del próximo domingo.

Las elecciones autonómicas en Andalucía coinciden con las generales, mientras que las elecciones en Cataluña, así como las de País Vasco o Galicia se celebran en un calendario diferente. En Andalucía se celebran, entre otras, las elecciones municipales de Málaga.

¿Para qué sirve un debate?

El caso es que por un motivo u otro a los políticos españoles no les entusiasman los careos electorales, una fórmula que los especialistas creen que básicamente sirve para movilizar al electorado propio más inclinado a la abstención, y apenas tiene impacto en el electorado ajeno.

Los debates electorales en España no están regulados -aunque tienen que estar autorizados por la Junta Electoral- y son los partidos los que deciden, según lo que marquen los sondeos, si intervienen o no en ellos.

El primero que tuvo lugar en España lo protagonizaron Felipe González y José María Aznar el 24 de mayo de 1993 y hubo una segunda vuelta a la semana siguiente, días antes de la cita electoral, que era el 6 de junio.

Se produjeron en dos televisiones privadas y entonces la mayor parte de las encuestas dieron como ganador al aspirante popular en el primer "round" y en el segundo a González, que fue quien finalmente se llevó la victoria en las urnas por cuarta vez consecutiva.

El último gran debate televisado lo protagonizaron José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy para las elecciones del 9 de marzo de 2008.

También fue en dos asaltos, esta vez en los estudios de TVE, y en ambos, según los muestreos posteriores, Zapatero sacó más ventaja, aunque más en el segundo que en el primero.