La Audiencia Nacional ha absuelto al exjefe superior de Bilbao Miguel Planchuelo de haber ordenado los atentados cometidos por los GAL en 1986 en los bares "Batzoki" y "Consolation", en el sur de Francia, porque ya fue condenado por pertenencia a esa organización y por falta de pruebas.

En su sentencia por el último caso pendiente de los GAL, notificada hoy, la sección tercera de la Sala de lo Penal recuerda que la acusación contra Planchuelo se fundaba en la comisión de hechos reivindicados por esta organización cuando éste ya había sido condenado por el secuestro de Segundo Marey.

Además, la sentencia señala que los indicios derivados de las conversaciones telefónicas y de las reuniones no suponen un conocimiento por parte de Planchuelo de la contratación de personas "dispuestas a atentar" y de que se ordenara explícitamente que se cometieran esas acciones.

"No está demostrado que el procesado Miguel Planchuelo tuviera conocimiento de los planes urdidos" por los expolicías José Amedo y Michel Domínguez "contra la vida de personas residentes en Francia y que se materializaron el día 8 de febrero de 1986 en el bar Batxoki de Bayona y el 13 del mismo mes en San Juan de Luz", declara la sentencia.

Amedo y Domínguez fueron condenados en 1991 a 108 años de prisión cada uno por reclutar a los mercenarios portugueses que ejecutaron los atentados en dichos bares.

Planchuelo se sentó en el banquillo por la acción de la acusación popular, que pedía para él 99 años de cárcel, ya que la Fiscalía pidió el archivo de la causa por falta de autor conocido y la Abogacía del Estado decidió también apartarse del procedimiento.

La acusación popular imputaba a Planchuelo seis delitos de asesinato frustrado y uno de lesiones graves y le acusaba de haber ordenado al expolicía José Amedo la contratación de mercenarios portugueses y su traslado a Francia para cometer los atentados contra esos bares.

El exjefe de la Policía de Bilbao fue condenado en 1998 por el Tribunal Supremo a nueve años y seis meses de cárcel por el secuestro en 1983 de Segundo Marey, primera acción atribuida a los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), dedicados a la "guerra sucia" contra ETA.

Durante su declaración el pasado 4 de abril, Planchuelo sostuvo que sólo había intervenido en el secuestro de Marey que, según dijo, había autorizado el Gobierno de Felipe González "para salvar la vida" del capitán de Farmacia Alberto Martín Barrios, secuestrado y asesinado por ETA en 1983.

Además, negó haber conocido a los tres mercenarios portugueses que perpetraron los atentados en el sur de Francia y en el que resultaron heridas seis personas.

La sentencia sí considera probado que en diciembre de 1984 Amedo y Planchuelo se reunieron en Madrid con un confidente y con el jefe del gabinete de Información del director general de Seguridad aunque señala que el acusado abandonó la reunión sin que conste que tuviera conocimiento de "las misiones ilícitas que se pudieran haber encomendado al confidente".