Las encuestas preelectorales del CIS acertaron, en lo fundamental, tres de los asuntos claves de las elecciones autonómicas de 2007: la pérdida de la mayoría absoluta del PP en Baleares, la implantación del PSOE como primera fuerza en Canarias y el cambio en el mapa electoral navarro con la irrupción de Nafarroa-Bai.

Semanas antes de las elecciones, el CIS vaticinó que el PP, que hasta entonces gobernaba Baleares con mayoría absoluta, podría perderla, lo que le obligaría a dejar el ejecutivo autonómico en manos de una coalición liderada por los socialistas.

En concreto el CIS pronosticaba que el PP se quedaría en 27 escaños frente a los 21 o 22 del PSOE y los 10 u 11 del resto de los partidos; un resultado muy cercano al que arrojaron luego las urnas: 28 escaños para el PP, 22 para el PSOE y 9 para el resto de los partidos.

Otro de los puntos clave de las elecciones autonómicas de mayo de 2007 era Canarias, comunidad en la que el CIS auguró que el PSOE se convertiría en la primera fuerza política con 22 escaños, desbancando así a CC, que bajaría hasta 19 o 20 y relegando al PP al tercer puesto con 18 o 19.

Las urnas confirmaron el pronóstico, aunque con perfiles más acusados, ya que el PSOE subió hasta 26, CC bajó a 17 y el PP se quedó en 15. En todo caso, un acuerdo programático CC-PP dio el Gobierno a los nacionalistas.

En Navarra, el CIS auguraba un cambio del panorama electoral con pérdida de la mayoría absoluta que conformaban UPN y CDN y la entrada de la coalición Nafarroa Bai en el parlamento foral con 13 o 14 diputados.

Aunque con diferencias en la atribución de escaños (Na Bai logró 12 frente a los 13-14 que auguraba el CIS y UPN bajó hasta 22 en vez de hasta los 20 o 21 de la encuesta), el panorama que describía la encuesta se cumplió.

El nuevo mapa electoral dio lugar a largas negociaciones que estuvieron a punto de desbancar de la presidencia a UPN, que pudo mantenerla solo por la renuncia de los socialistas a pactar una coalición con Na Bai e IU.

En el resto de las comunidades que celebraban comicios en aquel 27 de mayo no se produjeron grandes cambios en la distribución de fuerzas políticas, en la línea de lo que habían anticipado las encuestas del CIS.