Mohamed Chaoui indicó que ambos ocupaban la misma habitación en la casa de sus padres y que aquella mañana se despertó a esa hora. "Me levanté y él estaba durmiendo conmigo", dijo. Añadió que Zougam se despertó aproximadamente a las 10 de la mañana y que esperó a que él saliera de la ducha para arreglarse antes de acudir a trabajar.

El testigo añadió que su hermano "nunca" le comunicó que fuera seguidor de doctrinas islamistas de tipo radical ni defendió ante él la comisión de atentados por la intervención extranjera en Irak o la perpetración de actos relacionados con la yihad.

La noche previa a los atentados Zougam llegó a la vivienda sobre las once de la noche, indicó. Agregó que solía acudir después de salir del locutorio que regentaban juntos a un gimnasio que permanecía abierto las 24 horas.

En otras ocasiones, añadió, iba a jugar al fúbol con un amigo que trabajaba en una peluquería de Lavapiés llamada "Paparazzi". Este conocido, tenía un contacto policial en el CNI que, agregó, se dedicaba a investigar en el barrio "cosas relacionadas con ETA".

Además, también a preguntas de Abascal, Chaoui señaló que durante el registro de la vivienda paterna posterior a la detención de su hermano la Policía incautó una cantidad de dinero, 7.000 euros, que permanecía guardada en la habitación de la madre. El dinero fue devuelto recientemente, casi tres años después de la masacre, denunció.

COMPRA DE LAS TARJETAS

El testigo negó, por otra parte, que su hermano fuera el encargado de adquirir las tarjetas móviles que se vendían posteriormente en el local de telefonía. Indicó que si en su declaración policial admitió que Zougam realizara las compras fue debido a que "le pegaron e insistieron" en este punto.

Tras esta declaración la sala escuchó los testimonios de cuatro personas que poseen viviendas cercanas a la finca de Morata de Tajuña, donde se prepararon y almacenaron los explosivos utilizados en los atentados.

El primero de ellos, Luis Pozo, destacó como detalle que en una ocasión vió que en la vivienda había "tres mujeres" vestidas completamente de blanco y "tapadas de arriba a abajo". Destacó que en ocasiones contactaron con él para pedir algún favor, como por ejemplo, su ayuda en una ocasión en que "extraviaron una cabra".

Lucía Moreno, también vecina de la casa, reconoció, por su parte en fotografías a los suicidas Mohamed Oulad Akcha y Abdenabi Kounjaa como dos de las personas que solían frecuentar la finca.

Alberto Lucas Torrijos, otro residente de la zona, explicó que vendió a los ocupantes de la finca un generador y dos estufas para calentar la vivienda. Por último Luis Alfonso Sánchez reconoció entre los habituales de la finca al acusado Jamal Zougam,*al que dijo ver "de lejos" y "desde el coche"*y*agregó que lo ocupantes le*preguntaron si podía venderles un perro para "evitar robos".