La protección hacia los animales se ha convertido en un movimiento de moda. Eso no debería de ser un problema salvo que algunas personas se acerquen al mismo, única y exclusivamente, para ser más guays.

Comprendo lo complicado que es no caer en la tentación. A menudo, resulta relativamente fácil llevar a cabo acciones aparentemente relacionadas con la protección de los animales que desde el punto de vista de las redes sociales sean la «hostia» pero que, sin embargo, para los animales son una gran «putada». Perdón por el lenguaje pero, cuanto más claro, mejor.

Evidentemente, la mayoría de gente lo hace con su mejor voluntad pero, desgraciadamen- te, la buena voluntad no siempre salva vidas. Ahí van algunos ejemplos.

¿Se han dado cuenta la cantidad de fotos que se publican en Facebook o instagram con crías de pajaritos que alguien recoge al encontrárselas en su camino? Se trata de un frecuente error. Los pájaros tienen que aprender a volar. Nacen con alas pero no saben usarlas. Los encargados de enseñarles son sus progenitores.

Si alguna vez los encuentran en el suelo, tranquilos, no muy lejos de allí estarán sus padres observándolo todo. No los cojan. Es cierto que da miedo pensar que un gato o un perro puedan acercárseles y acabar con su vida pero, por duro que parezca, protegerlos es no interferir en ese proceso.

Si quieren, eso sí, pueden vigilarle a una distancia prudencial para que nada le pase o, si perciben un peligro real, llamar al centro de protección más cercano. Es posible que, al actuar así, fotos no puedan sacarle pero ayudarle, le habrán ayudado.

Igual ocurre si alguna vez encontramos en el campo algún nido de pájaro o ave rapaz o nos cruzamos con un animal salvaje, por favor, no busquemos la selfie. Disfrutemos sólo de verlos. La vida no es una suerte continua de fotos, sino de vivencias. Respetarles, no acercarse y dejarles tranquilos, es una obligación.

En el caso de los perros y los gatos, si cabe, es aún peor. Algunas personas entienden la protección hacia éstos como un permanente generador de likes, que les hace publicar fotos con ellos, supuestamente para buscarles adopción, en posturas imposibles y actitudes sexis. Se equivocan. Proteger a los animales es, simplemente, aplicar nuestra humanidad para mejorar el planeta que, al fin y al cabo, es su hogar y también el nuestro.