Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Si ellos hablaran

Cuando el covid-19 cambió el canto de los pájaros

Cuando el covid-19 cambió el canto de los pájaros

Muchas personas se han extrañado porque dicen que, desde que empezó el confinamiento, los animales están distintos. Hay incluso quien afirma que el canto de los pájaros ya no suena igual.

Me cuenta el gerente de un centro de animales salvajes de Madrid que, desde que comenzaron los problemas por el Covid-19, los nota raros. Dice que están tan acostumbrados a ver gente pasar por delante de sus jaulas que, ahora con la plantilla bajo mínimo y las puertas cerradas, sienten que algo extraño pasa. Es normal. Si siempre se han aburrido los animales que viven en los zoos, ahora más.

En los últimos años, este tipo de parques han tenido que desarrollar para luchar contra el tedio que supone vivir en una jaula, programas de enriquecimiento ambiental. Eso ha reducido muchísimo las conductas estereotipadas que el estrés de estar encerrados les producía porque, aunque son animales que siempre han vivido en cautividad, poseen una carga genética innata que demanda libertad.

Seguramente por eso, muchos de los mensajes circulantes por las redes actualmente nos están invitando a reflexionar sobre el paralelismo existente entre la dureza de nuestra vida confinada y la de los animales en los zoos. Con una diferencia, claro está, nuestra situación es temporal y la de ellos no.

Sin embargo, el cambio que ha experimentado el mundo estos días no afecta sólo a los animales anteriores o a esos otros de la vida salvaje, a los que también hemos visto adentrarse en nuestras ciudades explorando territorios hasta ahora prohibidos para ellos. Hay mucho más.

Un ornitólogo amigo, por ejemplo, afirma que los pájaros también han modificado sus hábitos y costumbres. Dice que ahora cantan más suave, más bajito pero, a la vez, más dulce. Cree que todo empezó cuando el silencio se apoderó de las calles. A partir de ese momento, las aves ya no tuvieron que gritar para imponer el sonido de su canto al ruido de los coches o al murmullo constante de la ciudad.

Está claro que el Covid-19 lo ha cambiado todo, hasta la importancia que tienen las cosas que nos rodean. Los trabajos que antes eran menores ahora son esenciales y, como siempre, no nos hemos dado cuenta del infinito valor que tiene un beso o un abrazo hasta que nos han prohibido darlos o recibirlos.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats