De la noche a la mañana los seres humanos de todo el mundo hemos pasado de vivir a sobrevivir. Para la mayoría, ha nacido una nueva sensación hasta ahora desconocida, que es el hecho de ver amenazada nuestra vida y la de nuestros seres queridos. Estamos experimentando lo que supone vivir día tras día con miedo a que algo que supone un grave peligro nos haga mucho daño.

Por primera vez, estamos viendo sufrir a otros seres como nosotros, sabiendo que en cualquier momento nos puede tocar también, eso si no formamos parte ya de los afectados directamente.

El hecho de tener que estar encerrados y habernos arrancado de cuajo la libertad, también nos ha colocado en una situación no elegida de aislamiento.

En base a todo lo anterior, considero que esto supone una gran oportunidad para empatizar con lo que viven muchísimos animales a diario. Aprender la lección de que lo que nosotros estamos viviendo, sintiendo pánico y muchísimo dolor, es el día a día de otros seres, desde que nacen hasta que mueren. Animales que sobreviven confinados e incluso hacinados, seres cuya emoción predominante es el miedo y que sufren enfermedades muy graves debido a su situación. En su caso además, no tienen todos los lujos que la mayoría tenemos estando confinados, tampoco tienen una atención sanitaria y muchos, demasiados... mueren en las calles sin saber ni siquiera lo que es sentir que le importan a alguien.

Ellos viven una pandemia llamada desigualdad, que genera también muchísimas muertes, sufrimiento y terror.

Utilicemos esta experiencia para crecer y desarrollar habilidades psicológicas tremendamente sanas y positivas para todos, como la empatía, la solidaridad y la compasión. Habilidades que nos harán fortalecernos y que además ayudarán a que otros seres que viven en situaciones igual de duras o más que la que estamos viviendo, dejen de sentir lo que ahora nosotros estamos sintiendo.

Sobreviviendo juntos como estamos haciendo ahora (ellos también están viéndose afectados por las consecuencias de la crisis), podemos unirnos y aprender, que sobrevivir no es justo para nadie.