A la medicina asiática le da ahora por los burros. Que algunas culturas no escarmientan y que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra, es algo más que evidente. Con la que está cayendo y, de nuevo, nos enfrentamos a otro uso despiadado de los animales. En esta ocasión, es la piel de los burros la que se busca por sus supuestas propiedades contra el envejecimiento. Algunas ONG internacionales han denunciado recientemente la terrible forma en la que son transportados y sacrificados en África para ese fin. De momento, varios países están intentando frenar este uso. Si no lo consiguen, los burros serán pronto animales del pasado.