Droga en animales. El uso que los narcotraficantes hacen de los animales no conoce límites. Si hace unos años usaban serpientes venenosas para introducir cocaína y heroína escondida en un doble fondo de sus terrarios, lo último que se ha conocido ahora es que, en el estómago de algunos cachorros de razas muy «exclusivas», se están introduciendo bolas de droga para que sean ellos los que pasen la aduana a modo de «mulas». Los animales llegan, supuestamente, como perros importados para su venta pero, en realidad, el botín lo llevan dentro. Otro uso terrible y denigrante que pisotea los derechos más básicos de los animales.