Los hechos se han producido en Francia. A un pelotari francés, tras la celebración de un encuentro, no se le ocurrió otra cosa que morder la cabeza de un gallo arrancándole la misma. Pero, por si lo anterior fuera poco, encima grabó todo como forma de asegurarse pasar a la posteridad por ello, colgándolo, por supuesto, en las redes. Evidentemente, fue denunciado por maltrato animal. En cualquier caso, dado cómo se ríe tras haber culminado su hazaña, no estaría de más que acudiera también a un cardiólogo y a un buen psiquiatra, porque las razones que pueden llevar a una persona a cometer hechos tan crueles como éste, se escapan del corazón y la razón humana.