Como cada año, estas fechas son propicias para realizar balance sobre algunos pasos conseguidos en favor de la protección de los animales, lo que nos lleva también a plantearnos en qué cuestiones hemos fallado y cuales son las próximas metas por conquistar.

Este año nos hemos encontrado con la primera condena a un establecimiento de venta de animales por delitos de maltrato animal.

Más municipios se han posicionado a favor de la pirotecnia silenciosa en favor de las personas enfermas, niños, personas con trastornos de algún tipo, ancianos y animales.

Se han dictado resoluciones judiciales en las que se prevé la tenencia compartida de un animal a fin de procurar su bienestar y mantener el vínculo afectivo, en casos de ruptura de pareja.

Algunos municipios se han comprometido de verdad con la protección de las colonias felinas, regulando a favor de quienes cuidan de éstas y otorgándoles protección tanto a los animales como a personas voluntarias.

Algunas Comunidades Autónomas han fijado en su currículo educativo la educación en la empatía y el respeto a los animales. Asimismo, comienzan a incluir a los animales en los planes de emergencia.

La conciencia ciudadana ante delitos de maltrato animal es cada vez mayor y reciben un reproche creciente de la sociedad, incluso generalizado, lo que implica una mayor empatía y respeto hacia los animales, que son el motor del cambio.

Por el contrario, seguimos suspendiendo en protección a los animales silvestres, las penas por delitos contra los animales siguen siendo irrisorias, la modificación del Código Civil en su consideración a los animales sigue pendiente, y la adopción de medidas cautelares frente a los investigados en este tipo de delitos sigue siendo mínima. Tampoco este 2019 nos ha traído una ley marco de protección animal que aúne criterios en todo el territorio nacional. Aun nos queda mucho por avanzar, tenemos 356 días por delante para trabajar en la protección efectiva de los animales.