En general no somos conscientes de la importancia que tiene la comunicación no verbal a la hora de relacionarnos con los demás. Sin embargo, es una forma muy potente de expresar cómo nos sentimos y que a veces, como no ponemos atención en controlarla, deja ver de forma más sincera nuestro estado. Pues bien, en el caso de los animales es muchísimo más importante, ya que es la única forma que tenemos de comunicarnos con ellos.

Es verdad que la mayoría de los animales tienen capacidad cognitiva para memorizar un gran número de palabras y de órdenes, y que de esta manera nos pueden entender. Pero sin duda, la forma más sencilla y eficaz de establecer una conexión con ellos es a través de la comunicación no verbal. Los animales perciben nuestra energía y nuestros gestos, y de esa manera interpretan cómo nos sentimos. No obstante, para mí lo más importante a tener en cuenta es cuando les transmitimos cosas negativas a un nivel no verbal. Por ejemplo, es frecuente ver a personas que no pasean a sus perros, sino que literalmente les arrastran. Gente que no se da cuenta de cómo su enfado, su cansancio o su estrés afecta a su compañero cuando le recibe en casa y responde con desgana a su incondicional cariño.

Es especialmente relevante de cara al bienestar psicológico de los animales con los que compartimos nuestra vida, que a través de nuestra comunicación no verbal les transmitamos cosas positivas como cariño, comprensión, protección y no lo contrario. Porque si no tomamos conciencia de lo que expresa nuestro cuerpo, nuestros gestos o nuestra energía, podremos estar perjudicándoles e incluso haciéndoles daño, muchas veces sin darnos cuenta. En este sentido, recomiendo estar presentes cuando compartimos tiempo con ellos, estando conectados con nuestras emociones, con nuestra conducta no verbal y con los propios animales. De esta forma, tomaremos conciencia de lo que les estamos transmitiendo, para controlarlo y redirigirlo de forma positiva y sana.