El maltrato animal socialmente permitido y disfrazado de tradición es un negocio y por eso se mantiene. Si no fuese por una cuestión económica, ya habría desaparecido hace mucho tiempo. Nos intentan engañar hablando de tradiciones y cultura, pero ojalá se le diese tanta importancia a la verdadera cultura porque nos iría mucho mejor.

Es evidente que el maltrato hacia los animales reporta beneficios económicos importantes y considerables y que ésta es la verdadera causa de que institucionalmente se permitan y se fomenten determinadas prácticas, que claramente suponen un maltrato hacia los animales grave, y así lo avalan los numerosos informes veterinarios e investigaciones científicas. De hecho, esta es la mayor desdicha de los animales, puesto que si su dolor y su sufrimiento no supusiera embolsarse grandes cantidades de dinero a las industrias, empresas y negocios, no torturarían impunemente millones de vidas a diario.

Se aprovechan de la ignorancia y la inconsciencia de la mayor parte de la gente, que ni si quiera se plantea lo que realmente está ocurriendo por el motivo más egoísta que existe, que es que a ellos no les afecta. Pero es que además lo más grave de todo esto es que se invierte muchísimo dinero público en causar sufrimiento a los animales de forma absolutamente innecesaria e injustificada, existiendo sin embargo una serie de necesidades sociales, educativas y sanitarias de gran relevancia, que no se están cubriendo por falta de presupuesto. Se destinan millones de euros a subvencionar prácticas extremadamente crueles, como la tauromaquia, mientras que nuestro país es uno de los que menos dinero destina a la investigación científica a nivel médico.

Se tiene conocimiento de que además, dentro de las prácticas socialmente permitidas que suponen violencia había a los animales, como pueden ser la industria cárnica, la caza o la tauromaquia, es frecuente encontrar conductas consideradas ilegales y que sin embargo, a nivel oficial y político se sigue haciendo la vista gorda e invirtiendo dinero y permitiendo que tales prácticas se perpetúen en el tiempo, con todo lo que eso conlleva a todos los niveles, por el triste motivo de que al ser humano le interesa.