Mi gato me mira atentamente con ojos tristones y comienza a maullar suave pero insistentemente cuando tiene hambre. El problema es que, últimamente, no para y se pasa el día entero así. ¿Qué puedo hacer?

Es cierto que los gatos son, en general, comilones y que, además, como otros muchos depredadores, siempre tienen el miedo intrínseco de que, al día siguiente, no tengan nada que comer, por lo que suelen almacenar y esconder alimento. Sin embargo, a veces ocurre también que les malinterpretamos y, lo que a priori creemos que es hambre, en realidad es simplemente que el animal reclama nuestra atención. Es importante diferenciar una cosa de la otra. En cualquier caso y para prevenir, es importante que revises el pienso que le das de comer por si pudiera tener alguna falta de proteínas o no fuera adecuado a sus condiciones o edad. Recuerda también que es fundamental que la alimentación sea específica para ellos y, especialmente en el caso de los gatos, siempre dentro de una calidad para evitar problemas futuros de salud. Por otro lado, es importante que esté entretenido y relajado. El aburrimiento o el estrés suele ser una puerta abierta al hambre que conviene también controlar.