Sin ninguna duda el perfil de los animalistas está cambiando y evolucionando muchísimo. Hasta hace algunos años, las personas que luchaban activamente por los derechos de los animales, eran vistos como «cuatro desorganizados que estaban mal de la cabeza» por luchar por aquellos seres a los que el resto de la sociedad ignoraba y maltrataba, sin darles la más mínima importancia. Hasta hace poco tiempo, era impensable y parecía imposible, que determinadas costumbres y tradiciones, así como hábitos alimenticios muy arraigados socialmente, empezasen a cambiar. Y todo eso ha ocurrido gracias a la evolución del movimiento animalista, que se ha convertido en algo imparable y que es la última pieza del puzzle hacia la igualdad y la lucha contra la violencia.

A medida que la sociedad ha ido evolucionando y adquiriendo un mayor nivel de conciencia sobre el respeto y la empatía hacia todos en general, nos hemos ido dando cuenta de la importancia de la coherencia en nuestros actos, si de verdad queremos erradicar la violencia de forma efectiva. El activismo por los derechos de los animales, es una cuestión de justicia moral y el movimiento va adquiriendo progresivamente cada vez más consistencia y fuerza. Hasta el punto de que la opción de un consumo ético y saludable como es el veganismo, se ha llegado a convertir en algo normalizado y cada vez elegido por más personas, con un aumento de la demanda muy significativo.

Esto quiere decir que la onda expansiva del respeto hacia los animales se ha extendido hasta tal punto, que ahora mismo es imparable. Somos muchísimas personas que además estamos muy preparadas y que contamos con herramientas muy potentes. Se ha dado la vuelta a la situación y el hecho de maltratar a los animales se asocia a personas con muchas dificultades a todos los niveles y con un deterioro psicológico y social importante. Porque actualmente el respeto hacia los animales es sinónimo de evolución, de coherencia y de empatía entre otras cualidades, e implica el desarrollo de una serie de competencias emocionales, tremendamente importantes tanto a nivel personal como a nivel social, para un correcto funcionamiento psicológico.