En general, a todos los perros les gusta el agua, salvo que hayan tenido alguna mala experiencia o algún trauma relacionado con ésta cuando eran cachorros. Para ellos es un divertimento repleto de sensaciones distintas a las habituales. A priori, no deben existir problemas, pero siempre hay que tener precauciones. Por ejemplo, en el caso del chorro de la manguera es importante que no tenga mucha presión ya que si le diera directamente a los ojos podría causarle alguna lesión. También tenéis que tener cuidado, obviamente, con que sea agua potable. A veces, provienen de pozos sin control alguno. De la misma forma, tened también especial cuidado con que no se atragante si la ingiere dado que podría provocarle náuseas y, sobre todo, con que no se trague ninguna pieza de la manguera, ya que eso sí podría ser muy grave. Por lo demás, salvo los peligros propios de cualquier juego al que los animales se entregan con pasión, en principio, no hay de qué preocuparse.