Chernóbil está de moda también por los animales. El 26 de abril de 1986, ocurrió allí el accidente nuclear más grave sufrido en una central nuclear. 31 personas murieron directamente. 116.000 fueron evacuadas. 600.000 sufrieron terribles enfermedades por la radiación. Todavía hoy se padecen las consecuencias.

La zona fue inmediatamente acordonada y cerrada al paso. Nadie podía entrar. Durante los primeros meses se mostraron numerosas imágenes de animales que, como consecuencia de la radiación, habían sufridos terribles mutaciones y desarrollado todo tipo de enfermedades. Arañas con cáncer, ranas con tumores más grandes que su tamaño e, incluso, animales a los que les crecían extremidades sin sentido ni uso. Evidentemente, la foto que acompaña a este artículo es, simplemente, un montaje pero es cierto que, entre los científicos, circularon muchas otras en las que se veían animales con severas deformaciones. La mayoría de ellos, con toda seguridad, fueron, poco a poco, muriendo. Sin embargo, la fuerza de la naturaleza y la supervivencia en estado puro hicieron que muchos otros comenzaran a adaptarse a su nueva situación superando la infinita radiación existente.

El resto los hemos conocido recientemente, gracias a los sorprendentes resultados de las investigaciones realizadas por un grupo de científicos. Para empezar, los animales han conseguidos hacerse dueños y señores del único territorio del mundo donde la mano del hombre no llega. Su estado físico actual es de absoluta plenitud y el tamaño de sus cuerpos es de récord, pero, no por un hipergigantismo motivado por la radiación, sino porque la naturaleza, sin la intromisión del hombre, les ha ofrecido la oportunidad de alcanzar los verdaderos tamaños propios de su especie.

Es cierto que se ha reducido la variedad en cuanto a las especies, pero osos, lobos, linces, ciervos, caballos, jabalís y un gran número de peces, por ejemplo, han sabido ocupar su espacio y desarrollarse plenamente. Hay que pensar que son miles de kilómetros cuadrados sin que nadie les moleste, sin la introducción de especies invasoras que desequilibren sus vidas, sin vertidos ilegales que envenenen sus cuerpos y sin cazadores furtivos que les acribillen.

¿Qué están radiados todos ellos? Sin duda pero, fíjense, el gobierno ruso incluso decidió introducir allí un tipo de caballos en peligro de extinción porque sabían que así no desaparecerían. Dicho de otra manera. La radiación es peligrosa, sí, pero, el ser humano, más.