Si algo me han dejado claro todas las víctimas que he atendido a lo largo de mi carrera profesional como psicóloga experta en violencia, es que lo peor que existe es el maltrato psicológico y emocional. Que la huella que deja en tu alma nunca desaparecerá y, sin embargo, las heridas del cuerpo sí cicatrizan. No obstante, cuando hablamos de maltrato hacia los animales, este término no es tenido en cuenta, a pesar de su gran importancia por las consecuencias que conlleva. Por eso, quiero dedicar este artículo a todos los animales víctimas de violencia psicológica, que son invisibles para las leyes y para la mayor parte de la sociedad, negando el grave daño que se les ocasiona en este sentido.

Por violencia entendemos cualquier acción u omisión que genere un daño de forma intencionada en otro ser. Por lo tanto, el maltrato psicológico a los animales incluiría cualquier conducta, o la ausencia de ella, que sea emitida con la intención de dañar al animal a nivel psicológico o emocional. Ejemplo de ello sería tenerlos atados con una cadena, no ayudarlos cuando están heridos o enfermos, hacer que nos tengan miedo atemorizándolos€. En este sentido es muy importante señalar, que los animales sienten emociones igual que nosotros, y que si no las tenemos en cuenta a la hora de relacionarnos con ellos, podemos herirles de la misma manera que si les golpeáramos físicamente, pero a nivel emocional. Un gato, por ejemplo, puede ser humillado si se le rapa el pelo, ya que se sentirá desnudo y avergonzado, o un perro abandonado en una perrera puede morir de tristeza. Esto implica que el buen trato debe ir siempre acompañado de empatía y responsabilidad.

Hay muchas formas de destruir a otro ser, pero sin duda la más cruel es hacerlo de esta manera. Las consecuencias de la violencia psicológica en los animales son las mismas que en las personas. Miradas perdidas, seres completamente anulados, que no saben quiénes son, ni recuerdan quién han sido. Por todo ello, considero muy importante que sea tenido en cuenta y legalmente penado el maltrato psicológico hacia los animales.