El pasado 7 de mayo saltaba a los medios de comunicación nacionales que Milagros había sido citada a juicio como testigo perjudicada. Hasta ahí todo normal si no fuera porque Milagros es una perra que fue maltratada. Me cuentan que el momento en que Milagros fue llamada para entrar en la sala de juicio fue emocionante: es la primera vez en España que una perra acude a un juzgado en condición de víctima. Fue identificada por su nombre y su número de microchip y se le trató con absoluto respeto.

Evidentemente, Milagros no contó su historia, por ella lo hicieron los testigos, peritos, médico forense y demás personas citadas a declarar ese día, pero lo más importante de todo fue que su presencia sirvió para visibilizar el maltrato a los animales.

La finalidad de todo ello fue ponerle cara a una víctima de maltrato animal, darle dignidad, tratarla como un ser vivo que es y dar el mensaje claro de que la Justicia está de su parte. Por supuesto que las penas para los delitos de maltrato animal son insuficientes, la redacción actual del delito de maltrato animal deja fuera de su ámbito de aplicación a muchos animales, situaciones que por no ser de extrema gravedad no son penadas, o por haberse infligido frente a unos animales y no otros quedan impunes, pero lo cierto es que el 7 de mayo la protección a los animales dio un paso adelante, poniendo cara a una víctima de maltrato para que no se nos olvide todo lo que nos queda por luchar y avanzar. Agradezco de corazón a todas las personas que hicieron posible que Milagros tuviera voz en los Juzgados de Tenerife y la Justicia la escuchara.