La sociedad, dividida por los animales. Desgraciadamente, una de las consecuencias de la radicalización de posturas en la protección de los animales ha sido, también, la radicalización en contra de los mismos. Quizás sea ahí donde haya que buscar las causas del sorprendente ascenso en el número de licencias de caza que cada año se solicitan en España, la multiplicación de los casos de malos tratos y el desorbitado aumento de animales abandonados. La sensatez tiene solo un camino y es el de la protección de los animales, pero cuidado, lejos de estridencias, politizaciones y, por supuesto, descalificaciones. Lo demás es gritar e insultar, pero no proteger.