En ocasiones he coincidido en diferentes ámbitos con personas que no tienen a su cargo ningún animal de compañía y se quejan de forma generalizada contra las personas que convivimos con perros, por el tema de las cacas. Estas quejas no discriminan entre personas responsables con sus animales y personas irresponsables e incívicas. Pagamos justos por pecadores.

Las ordenanzas de todos los municipios prevén sanciones por no recoger las deposiciones de los animales que tenemos a nuestro cargo, además son sanciones bastante elevadas. A modo de ejemplo puedo citar las sanciones que prevé la ordenanza de Jaca de 300 €, de hasta 150 € en Sevilla, de hasta 3.000 € en Leganés o hasta 15.000 € en Talavera de la Reina. Incluso en algunas localidades se ha creado un registro de ADN de perros, para intentar paliar este tipo de comportamientos incívicos. Las quejas más habituales son que las calles están sucias, que huelen mal… Sin embargo, no se ve la suciedad de las colillas, los papeles, los orines de animales humanos, etc. Eso no parece importar.

No se trata de tener un animal o no, se trata de civismo. Igual ensucian las deposiciones de un animal que las colillas, o que los papeles. A mí personalmente, que soy responsable de dos perros, me molesta encontrarme heces por la calle, al igual que me molesta encontrarme papeles, botellas el fin de semana o colillas. La limpieza de las calles no es una cuestión limitada a aquellas personas que convivimos con animales, se extiende a todas. Porque se trata de civismo.