En general, a los gatos les gusta escalar alturas. El problema es que, por la forma de sus patas y sus uñas, les es muy fácil subir pero no bajar. Ayudarles a hacerlo sin recibir un mordisco o arañazo, tampoco es fácil. Lo primero que debes hacer es hablarle suavemente para que no se ponga nervioso y tener en cuenta que, si lo vas a coger, la zona ideal es hacerlo por la piel de la nuca, ya que es por donde le cogía su madre cuando era cría y siempre le resultará más relajante. El mayor problema puede venir si está muy alto y no llegas. En ese caso, ponerle comida olorosa para atraerle o, incluso, colocarle una escalera o algún elemento que le facilite la bajada, suele ayudar. En cualquier caso, no olvides nunca que la paciencia es la madre de la ciencia. Si aun así no baja, ya solo te queda avisar a los bomberos o buscar ayuda de expertos en las protectoras cercanas.