En principio, el pelo de los perros forma una capa térmica que les abriga y les protege de los cambios meteorológicos. Sin embargo, hay dos factores a tener en cuenta. Por un lado, el cambio climático que adelanta o retrasa las estaciones puede provocar desequilibrios entre el cuerpo de los animales y la temperatura existente. Y, por otro, la creación por los humanos de razas de pelo corto y poca grasa y la moda de tener animales que no son propios de una determinada climatología también influyen. Todo ello puede hacer que algunos perros sean frioleros. En esos casos no pasa nada por ponerles un abrigo, cuidando que sea cómodo y les permita moverse sin problemas. Además, es importante que cuides la higiene de su piel, aireando la misma y conservando su buena salud.