El apego es algo imprescindible para que una persona crezca de forma sana y se desarrolle adecuadamente a nivel psicológico. Es el término técnico que se utiliza en Psicología para referirse al vínculo que los niños establecen con la figura de los adultos. Este vínculo es necesario, porque implica que el niño se siente cuidado, querido y protegido y que no tiene por qué preocuparse. Cuando se da este tipo de relación se llama «apego seguro». Sin embargo, en muchos casos los menores no encuentran ninguna figura en su vida con la que establecer dicho vínculo, que es lo que les posibilitaría tener una relación sana, tanto consigo mismo como con los demás. No tienen en quién apoyarse a nivel emocional, sintiéndose queridos y aceptados incondicionalmente, hasta que llega a su vida un animal. De hecho, suelo ver casos en la consulta de personas que no conocen lo que es el apego seguro, hasta que un animal forma parte de su vida y, de esta forma, pueden desarrollar este tipo de relación tan sana como necesaria. Éstos ejercen una función de sostén emocional, al ser la única fuente de amor real que han conocido en toda su vida. La importancia de esto es fundamental, porque permite tanto mejorar la calidad de vida de estas personas como disminuir el impacto que sus relaciones disfuncionales han tenido en su vida y que afectará a la relación que establezcan con los demás.

Debemos empezar a ser conscientes de todo lo que los animales nos aportan, para empezar a ser justos y a devolvérselo con un buen trato, valorando el gran trabajo que hacen en nuestras vidas, ya que su papel es fundamental. Son seres con un gran potencial para ayudar al ser humano cuando más lo necesita.

Por ello, podemos afirmar que el valor que los animales tienen en nuestra vida emocional, así como su función terapéutica y sanadora es muy importante. Su valía está infravalorada, ya que para muchas personas suponen su única fuente de apego seguro, algo que como ya hemos comentado, es imprescindible para un correcto desarrollo psicológico.