El mundo está loco. Si hoy los influencers lo son sólo por su presencia en las redes y el número de seguidores (followers) que poseen, antes lo eran por su inteligencia y el nivel de sus pensamientos. ¡Qué pena! ¡Cómo hemos cambiado!

El fenómeno fan no es nuevo. Ya en el siglo XVIII hacía furor. Los famosos eran, entonces, los grandes pensadores que, con sus escritos y trabajos, cambiaban el mundo a mejor. Uno de los más brillantes, sin duda, era el gran Voltaire, que, como consecuencia de lo anterior, vivía acosado por su propia fama. Era tal su popularidad que su simple presencia en la calle colapsaba la ciudad de París.

Sus colaboradores habían comenzado a temer por su seguridad. En aquella época existía la creencia de que el simple hecho de rozar la piel de cualquier insigne personaje era un talismán para la buena suerte. Por ese motivo y, como protección, decidieron regalarle un pequeño perro que pudiera acompañarle a todas partes y ladrar a sus acosadores. Sin embargo, con lo que no contaron es con el infinito cariño que, en seguida, surgió entre ambos.

Así, Voltaire, en vez de estar más tranquilo, comenzó a estar cada vez más angustiado. El motivo era sencillo. Si siempre había temido por su vida y la de su familia, ahora también lo hacía por la de su perro y es que, en realidad, su mayor preocupación era que alguien, al verlo lamiéndole su mano, lo matara para poseer su lengua y conservarla embalsamada en un frasco de cristal.

Desgraciadamente, no era una exageración. Ya se habían registrado otros casos de violencia extrema con caballos por idéntico motivo. Por eso, con todo el dolor de su corazón, mandó que alejaran al perro de su lado. Sin embargo, aquello no duró mucho y es que, pronto tuvo que dar marcha atrás dado que el animal, al verse solo y aislado, cayó en tal depresión que todos temieron que enfermara. Supongo que Voltaire debió entonces comprender que los perros pueden vivir sin prácticamente nada, sí, pero nunca, jamás, lejos de aquellos a los que aman. Y ¿saben qué creo? Que, aunque sólo fuera por eso, merece la pena ser su fan.