Lo que para nosotros, los seres humanos, es una mera herramienta para coger y manejar cosas en la mayor parte de las ocasiones, para los animales el poder de una mano es infinito. A nivel simbólico, para ellos tiene las dos polaridades. Puede ser una gran tortura, algo a lo que temer, lo que les quita el sueño, lo que les hace sentir pánico sólo con verlo... O por el contrario, también puede ser lo que les salva y les quita el miedo, lo que les demuestra con un solo gesto que el amor existe... Puede ser lo que les devuelve la fe en la vida, la esperanza de ser querido, lo que arrope su corazón y su alma y sane sus heridas, tanto físicas como emocionales. Porque con una mano se pega y con una mano se acaricia. Porque con una mano se repara lo que otra ha quebrado. Por eso, jamás subestimes el poder de tus manos cuando de un animal se trata, porque para ellos en esta parte de nuestro cuerpo, es donde reside la muerte o la vida, el miedo o el cariño.

Por este motivo, es importante que tengáis en cuenta cuando acerquéis vuestra mano hacia un animal, que para ellos puede haber sido anteriormente una amenaza. Por eso, algunos se asustan y miran con recelo, cuando alguien que no es consciente de lo que puede haber supuesto para ellos ese gesto, les intenta acariciar y no entiende su reacción.

Existen manos que golpean, que destrozan, que amenazan, las que de un solo golpe fracturan un alma. Unas manos mutilan y otras abrazan. Por eso, yo me quedo con la mano que acaricia, con la que resbala despacito y con gran suavidad por su piel, con la que transmite lo que siente y baña de cariño su lindo cuerpo, con la que es un símbolo de amor... Me quedo con aquella que tiembla cuando vea el dolor en sus ojos, me quedo con la mano que es una extensión del corazón.