Las imágenes de un crío de 9 años disparando con una escopeta a aves en peligro de extinción en el parque natural de Doñana ha indignado a toda España. Si ya de por sí resulta intolerable que un menor de edad maneje un arma de fuego, más aún lo es que lo haga animado por su padre desde un vehículo en marcha sin medida alguna de seguridad. Es difícil violar más normas en menos tiempo. Ahora el padre se enfrentará a un buen número de sanciones pero nadie podrá ya devolver la vida a esos animales. Casos como éste demuestran que la educación sigue siendo nuestra mayor asignatura pendiente.