No te preocupes, lo que hiciste no está mal. En realidad, lo primero que se debe hacer siempre es asegurarse de que, realmente, necesita ayuda y, si es así, avisar a algún servicio de rescate. No obstante, si éstos no pudieran acudir, el siguiente paso sería que tú misma lo cogieras con mucho cuidado. Lo ideal para ello es que le eches por encima una pieza de ropa o una toalla para oscurecer su campo de visión. Con ello conseguirás que se tranquilice y, además, evitarás que pueda causarte algún daño. Piensa que, si por ejemplo se trata de un ave rapaz, tanto con sus garras como con su pico podría herirte. Tras inmovilizarlo sería bueno introducirlo en algún lugar donde poder transportarlo. Una caja de cartón, agujereada para que respire, puede servirte. Ten mucho cuidado con sus alas y sus patas, evita que dentro puedan quedar en una posición forzada. Por último, trasládalo a un centro veterinario cercano. Ellos podrán ayudarte.