Por supuesto que puede. De hecho, son muchos los perros que pasan estados depresivos a lo largo de sus vidas. Hay que pensar que a ellos les afecta todo lo que pueda ocurrirle a cualquier miembro de su manada y no olvides que, actualmente, la familia humana con la que conviven somos su manada. Por otro lado, los días con menos horas de luz y la vuelta de toda la familia a la rutina diaria hacen que disminuyan sus horas de paseo y que aumente su soledad. Todo ello puede contribuir a ese estado de tristeza que le has notado. Lo mejor es que intentes estos días prestarle un poco más de atención. Paseos más largos y numerosos, siempre serán bienvenidos. En cualquier caso, si ves que la situación persiste, acude a tu veterinario. A veces, lo que parece una depresión pueden ser los primeros síntomas de alguna enfermedad. En estos casos, como siempre, vale más pecar de prudente que de valiente.