La crueldad de una persona, a veces no conoce límites. Fue lo que ocurrió hace unos días en Granada, cuando una persona que entró a robar en un piso arrojó por el balcón a los tres perros de pequeño tamaño que había en la vivienda. Según manifestó, lo hizo para que no le impidieran desvalijarla. Uno falleció por el impacto contra el suelo y los otros dos quedaron malheridos. La persona responsable de los hechos, una mujer con numerosos antecedentes penales, fue posteriormente detenida y puesta a disposición judicial. Ahora se enfrenta a un delito de robo con fuerza y otro de maltrato animal. Poco me parece.