Hace algún tiempo se montaron muchas granjas de avestruces para la puesta y venta de huevos. Cada huevo de avestruz equivale a dos docenas de gallina. Las dividían en tríos para que estuvieran más tranquilas y productivas, pero se equivocaban. Les encanta vivir en grandes grupos. Para ellas la amistad es algo natural y sagrado.