La tercera edad supone para muchas personas una fuente de ternura, que hace que consideremos a los seres que se encuentran en esta última etapa con un especial respeto y cariño. Y bajo mi punto de vista, así es como debe ser, puesto que por un lado es en esos momentos cuando se alcanza la sabiduría del camino recorrido y por otra parte, es una reconexión con la vulnerabilidad propia de un ser dependiente. Sin embargo, en el caso de los animales, al ser dependientes durante toda su vida, lo que hace es multiplicar su vulnerabilidad y al mismo tiempo, aumentar exponencialmente también sus cualidades positivas. Es especialmente duro encontrarnos con animales que han sido abandonados en su etapa anciana. Ya que dichos animales, durante toda su vida, se han dedicado única y exclusivamente a ser fieles a ese ser humano que ahora les abandona en el peor momento. Pero a esto le debemos añadir el factor de que hasta las personas que adoptan y ayudan a los animales se muestran tremendamente reticentes a adoptar animales adultos y muchísimo más si ya son considerados «abuelos» (a partir de los 10 años aproximadamente dependiendo de la especie). Esto sucede porque, si hay algo que caracteriza al ser humano, es el miedo sufrir y nuestro error es anteponerlo en nuestras decisiones a la importancia de la conducta que estamos evitando. Adoptar a un animal considerado «abuelo» tiene un valor importantísimo por varias razones. Por un lado, por las pocas probabilidades que tiene ese animal de encontrar una familia que lo quiera y lo acepte en estos últimos momentos como se merece. Y por otro lado, porque el valor de ese acto en el que hemos dado prioridad ayudar a un ser que nos necesita, indica que esa persona tiene una elevada capacidad empática y altruista, así como un desarrollo emocional y un nivel de conciencia muy evolucionados.

Por ello, animo a todas las personas que estén pensando buscar un nuevo compañero de vida animal, a reconsiderar la posibilidad de darle la oportunidad a un adorable «yayito», que son los que más lo necesitan, los que menos oportunidades tienen y los que menos trabajo dan.