Cada cierto tiempo aparecen carteles en contenedores o farolas de la ciudad reclamando más protección para los gatos de la calle. Las colonias felinas deben ser tenidas en cuenta en la planificación urbanística de las ciudades. Muchas de ellas llevan años siendo mantenidas por cuidadoras entregadas, que destinan su dinero y los cuidan como si fueran suyos. Su duro trabajo merece tener una protección contra el vandalismo y las amenazas a las que, en ocasiones, son sometidas. Se les debe ayudar, amparar y formar. La mejor solución siempre es esterilizar a la colonia al completo y gestionarla adecuadamente con cuidados veterinarios pero, para que esto sea eficaz, éstas deben estar localizadas, delimitadas y protegidas. La implicación de los ayuntamientos en este tema es esencial.