Mi perro no es una bicicleta. Siempre me ha sorprendido ver a algún perro atado en la puerta de alguno de nuestros bares o supermercados, mientras sus dueños están dentro despreocupados. Hay que tener sangre fría para estar de cháchara, sabiendo que tu perro esta fuera en la calle pasando lo mal. Porque no nos engañemos, hay muchos perros que no paran de gemir y mirar hacia adentro, donde hemos desaparecido, esperando que volvamos cuanto antes. Existen ya hasta establecimientos con ganchos en la puerta para atarlos allí. Todo esto es un gran error, hay que darse cuenta que es una irresponsabilidad. El perro sufre, pasa frío, es muy vulnerable a que lo puedan robar o le hagan alguna trastada, además por su estado de ansiedad puede provocar accidentes desagradables. Si se quiere ir a bares, mejor con terraza y, si se quiere ir a comprar, pues preferible es dejar al perro en casa o que alguien espere fuera con ellos. Acabemos ya con esta práctica por el bien de nuestros queridos perros.