Existen gatos estigmatizados por el hecho de dar positivo en un test a dos enfermedades habituales felinas. Son dos enfermedades contagiosas (una más que la otra) y que es necesario tenerlas en cuenta para proteger al resto de gatos y poder tratar a los que las presentan; sin embargo, conllevan muchísimas consecuencias negativas a otros niveles que se podrían evitar para esta especie. Porque no sólo debemos proteger a los gatos sanos de estas enfermedades, sino que también debemos cuidar y proteger a los que ya las tienen. Yo no soy veterinaria sino psicóloga, por lo que trataré los aspectos psicológicos, tanto en los humanos como en los propios gatos, que supone este tipo de diagnóstico.

Lo más llamativo a nivel psicológico es el rechazo y la estigmatización de los gatos positivos a inmunodeficiencia y a leucemia felina. No solamente se les trata como si estuviesen «apestados», disminuyendo de forma considerable la probabilidad de que sean adoptados y queridos como cualquier gato merece, sino que además se practica la «eutanasia» en muchos casos. Generalmente la gente no quiere adoptar animales enfermos por miedo a sufrir. Sólo unas pocas personas valoran más el amor que el miedo y se atreven a compartir su vida con animales tremendamente especiales y sensibles, como son los positivos a una o a las dos enfermedades.

Desde mi punto de vista como psicóloga, el hecho de adoptar o acoger animales enfermos o gatos positivos es una gran oportunidad de crecimiento personal, ya que da lugar al desarrollo de cualidades y capacidades psicológicas que fortalecerán nuestra personalidad. Además, nos harán enfrentarnos a nuestros miedos poniendo por delante el amor y la ayuda hacia los demás, en este caso a los gatos positivos. Por ello, animo por un lado a que la gente se informe realmente de en qué consisten estas dos enfermedades y, por otro lado, a que analicen si les merece la pena adoptar desde el corazón, en lugar de hacerlo desde la mente con sus miedos y prejuicios infundados por los demás.