Los gatos machos, debido entre otros factores a la longitud de la uretra, tienen tendencia a padecer este tipo de obstrucciones. Si, además, le añadimos que están castrados, la probabilidad aumenta. En la mayoría de ocasiones se produce por depósitos de determinados minerales en la uretra, lo que se denomina síndrome urológico felino, más conocido comúnmente como FUS.

Podemos sospechar que nuestro gato la padece cuando va mucho al arenero pero solo orina gotitas, incluso a veces con sangre, quejándose por el dolor. Cuando esto ocurre hay que tratarlo inmediatamente ya que la obstrucción de la uretra hace que la vejiga aumente de tamaño hasta el punto de poder romperse y, retrógradamente, produce también una paralización de los riñones, produciéndose una insuficiencia renal que puede conducir, incluso, a la muerte.

Por eso, la prevención es fundamental. Es muy importante que, después de la castración, consultemos a nuestro veterinario qué pienso debemos darle, ya que algunos impiden que se formen cálculos, manteniendo la orina del animal en un determinado rango de PH. También es importante vigilar su ingesta de agua, ya que los gatos tienen tendencia a beber poco cuando, sin embargo, es fundamental para ellos -sobre todo en verano- que se mantengan hidratados.