Los animales poseen efectos muy positivos para los humanos como ya hemos tratado en artículos anteriores. En esta ocasión, vamos a hablar de los que suponen para los niños y niñas que comparten su vida con ellos. La primera consecuencia positiva en un niño o niña que crece a lado de un animal que es cuidado y respetado de forma adecuada es la asunción de conductas responsables desde la niñez y el consecuente aprendizaje de la importancia del cuidado de los seres que queremos. Por otro lado, las cualidades y valores de los animales son tan beneficiosas, que el hecho de compartir esas primeras etapas con ellos influye a la hora de desarrollar una capacidad empática en la edad adulta y fomenta la expresión emocional sana. El hecho de ver y sentir a un animal y entender que se trata de seres con cualidades tan importantes como la humildad, la lealtad, el amor incondicional y la nobleza, hace que desde pequeños valoremos más estas capacidades, al haber sido importantes para nosotros y propiciadas por ese compañero animal que nos las ha ofrecido. También ayuda a desarrollar capacidades como el hecho de no diferenciar por la forma a la hora de tratar con cariño y respeto a otro ser, porque no sea igual que nosotros. En conclusión, como psicóloga recomiendo, en el caso de que se pueda hacer de forma responsable, la adopción de animales para que crezcan con nuestros hijos/as, con el consecuente beneficio positivo e intercambio de cualidades para ambos. Si además le explicamos al niño/a la importancia de adoptar, lo que supone salvar una vida y de que hay seres que necesitan que les ayudemos, estaremos haciendo que desarrollen cualidades altruistas y solidarias, lo cual es imprescindible para el desarrollo sano de una persona.