Los animales tienen una gran influencia en los humanos a nivel emocional. Podemos encontrar efectos positivos como los que describiremos a continuación. A las personas que les gustan los animales, éstos les provocan una respuesta emocional poderosa e inmediata. Con ellos, se desinhibe el factor social a la hora de expresar nuestras emociones, y de ahí que sea frecuente encontrar a personas que se acercan a saludar a perros desconocidos por la calle para mostrarles su cariño, cuando no emitirían esa conducta con otro ser humano. Observar a un cachorro de cualquier animal despierta en nuestro sistema emocional una reacción positiva de ternura. Y los efectos sanadores de los animales son muy elevados.

No obstante, también producen emociones negativas, lo cual es importante tener en cuenta, debido a la influencia que pueden suponer para ellos.

La pena y la rabia son emociones que sentimos en determinados casos en los que el animal tiene una discapacidad o ha sufrido maltrato. Dichas emociones ejercen una influencia muy negativa hacia ellos, tanto por la energía que desprenden y que llega de forma directa al animal, como por las conductas que generamos como consecuencia de las emociones negativas que estamos experimentando, y que nos impiden ser objetivos/as, tales como la sobreprotección.

Por todo esto, es muy importante cuidar las emociones que nos generan los animales, para protegerles de conductas inadecuadas y de una sobrecarga de energía negativa proyectada hacia ellos. En primer lugar tenemos que tomar conciencia de nuestras emociones, para de esta manera poder controlarlas y gestionarlas de forma sana y adecuada. Y por otro lado, tener en cuenta que los animales realmente no son como nosotros interpretamos que son, a través de lo que sentimos, sino que son seres fuertes, luchadores, valientes y mucho más sabios de lo que creemos.

Debemos dejar de verles como víctimas y empezar a verles como supervivientes, cuando han sufrido algún tipo de situación que les ha producido un daño. Sentir la fuerza de su mirada y con eso reforzarles, quererles y cuidarles desde la admiración y el respeto, porque es lo que realmente se merecen y lo que realmente son.