La traumatización por empatía es un fenómeno que suele darse dentro de la protección animal. Partimos del hecho de que las personas que se dedican a ayudar a los animales, presentan una elevada sensibilidad y al ponerse constantemente en el lugar del otro, pueden llegar a confundir sus propias emociones con las del ser al que están ayudando. Incluso encontramos muchos casos en los que se produce una implicación desproporcionada y poco saludable, que llega a difuminar los límites de la vida propia, llegando a relegarse uno/a mismo/a a la vida de los demás (en este caso a la de los animales) de forma sistemática.

Hay que tener en cuenta que las personas expuestas a traumas a través de los que ayudan, sufren consecuencias a nivel psicológico debido al impacto de las situaciones que ven de manera constante. En el caso de los animales, esto se agrava aún más por dos motivos. Por un lado, son personas que no están preparadas a nivel técnico ya que hablamos de voluntarios/as y no de profesionales. Y por otro lado, el hecho que ya hemos comentado anteriormente, de lo que despiertan en nosotros/as los animales al percibirlos como seres vulnerables y débiles, haciendo que el nivel de compasión se dispare.

Este tipo de traumatización, provoca consecuencias difíciles de manejar para las personas que la presentan y es difícil de diagnosticar, ya que rara vez acuden a profesionales porque dicho fenómeno no es conocido ni tratado de manera adecuada. Por ello, se recomienda estar atentos/as a nuestras emociones y a cómo lo que estamos viendo diariamente, afecta a nuestra vida y a nuestro equilibrio emocional. Es muy importante saber detectar cuándo estamos empezando a actuar de forma descontrolada y distorsionada por nuestras vivencias traumáticas con los animales, para poder parar, manejar la situación y si es necesario, pedir ayuda profesional.