En los casos de violencia de género existen muchas situaciones de maltrato animal que no salen a la luz. Los animales son utilizados por los maltratadores como moneda de cambio para hacer más daño a su víctima.

La problemática que se produce en estos supuestos no reside sólo en el hecho de que los delitos hacia los animales se pasen por alto o que éstos se encuentren desprotegidos, sino que además, cuando la víctima debe abandonar su hogar ante el peligro vital que supone permanecer en él, resulta difícil encontrar un lugar donde acudir con su perro o gato. La situación en España es que los animales, como sabemos, no son bienvenidos en todos lados, por lo que, en los casos de violencia de género, las víctimas que por situaciones de peligro deben abandonar su entorno se ven en la tesitura de tener que elegir entre su propia seguridad o la de su animal. Si el vínculo entre una persona y su animal es fuerte, imaginen el que se crea en estas situaciones de peligro y supervivencia. Por ello, muchas víctimas rechazan acudir a una casa de acogida para no separarse de su compañero más fiel, aquel que ha sido testigo y víctima del horror a partes iguales.