Mi compañera del Observatorio Animal ha explicado perfectamente la necesidad de sustituir la compra por la adopción de animales y, sobre todo, la importancia de que la incorporación de ese nuevo miembro a la familia se haga siempre desde la responsabilidad, así que no insistiré más en ello.

Aunque supongo que, a estas alturas y, más con el encabezamiento de este propio artículo, todos ustedes estarán pensando en estos momentos en perros y gatos porque, al fin y al cabo, siguen siendo los más solicitados a la hora de ser regalados, ¿verdad?

Pues resulta que no, que los datos empiezan a ser cada vez más confusos y variables al respecto. Verán, la venta de animales exóticos ha comenzado ya a desplazar drásticamente la de los típicos animales de compañía.

Evidentemente, que alguien adquiera un cocodrilo o una tarántula como cariñosa «mascota» no dejaría de ser un chiste si no fuera porque maldita la gracia que tiene, sobre todo para el animal. Al fin y al cabo, éste pasa a vivir en unas condiciones insostenibles para su especie dependiendo del entorno natural del que proceda dicha especie. Por eso, la venta de todo tipo de artefactos eléctricos, luces ultravioletas, calefactores especiales, fuentes que mueven el agua, etc, etc, no deja de crecer. Hay que recrear artificialmente todo lo que podamos su hábitat si queremos que el animal no muera, literalmente, a las pocas horas de llegar a nuestra casa. En fin. Una locura.

Lo malo de todo esto, realmente, es que las peticiones de este tipo de animales -unos de procedencia legal y otros ilegal- se multiplican cada año y lo peor es que parece que la cosa va a más.

Son muchos ya los que han decidido meterse a dueños y señores de la naturaleza. Para ellos un perro o un gato ya no es nada, ellos necesitan animales que les hagan sentirse importantes y, cuanto más, mejor. Y así, las tiendas se llenan también de peces, pájaros multicolores, reptiles y todo tipo de animales salvajes, que pasarán el resto de sus vidas encerrados en una jaula o viviendo entre cristales. Una pena.

Por favor, piénsenlo: la vida, aunque sea animal, sólo pertenece a los propios animales. A nadie más.