El Chicle no ha levantado la vista ni cuando han dicho que no está arrepentido. Lo dicen los médicos forenses y psicólogos que le examinaron. El único sufrimiento emocional que percibieron fue al hablar de su hija. Han dicho que es obsesivo, rígido, intolerante, poco emotivo y rencoroso hasta el punto de que esperó un año para vengarse de alguien que se había metido con una mujer que salía con él. El informe buscaba saber si es imputable. El resultado es que sí. No tiene trastorno de personalidad. Sobre su perfil de agresor sexual, un grafopsicólogo de la acusación ha sido contundente. El Chicle es un depredador sexual imparable. "Con seguridad ya ha ejercido la violencia sexual, eso también se puede determinar a través de su escritura y la va a seguir ejerciendo", dice. Tiene rasgos de hipersensibilidad en la escritura que explican sus reacciones violentas ante las ofensas. El informe ha sido muy cuestionado porque no suelen hacerse este tipo de perfiles a través de la escritura. Incluso el juez ha dudado de su rigor científico y le ha preguntado al experto que ha reconocido que no es psicólogo.