El policía de la Guardia Urbana que disparó a la perra Sota ha asegurado que la actitud del perro y su dueño forzaron el desenlace, ya que pidió al dueño de Sota que le pusiera la correa pero éste hizo caso omiso. Alterado y nervioso, increpó a los agentes e, incluso, se abalanzó sobre uno de ellos y temió por su vida, momento en el que abatió a Sota con un único disparo en la cabeza.