Ni los controles exhaustivos, ni siquiera el cierre total de las ciudades evita que el coronavirus siga expandiéndose a toda velocidad. Al menos 80 personas han muerto y hay más de 2.700 enfermos. Una cifra que, según el Gobierno, podría duplicarse, ya que hay más de 3.000 casos sospechosos y la enfermedad se contagia incluso antes de mostrar sus síntomas.