El diésel ha pasado en pocos años de ser la opción prioritaria para prácticamente la totalidad de automovilistas que pensaban en comprarse un nuevo vehículo, a ser un combustible denostado frente al resto de opciones mecánicas que existen en el mercado, debido a una bien orquestada pero infundada "demonización" de este combustible.

Se ha logrado que el diésel se perciba como el único combustible que es perjudicial para el medio ambiente y para la salud por su elevado nivel de emisiones contaminantes, cuando lo cierto es que a día de hoy las motorizaciones con este carburante son tanto o más limpias que las de gasolina. Y el mejor ejemplo de ello lo encontramos en la gama de propulsores diésel de la marca Jaguar, que se erige en la actualidad como una de las más limpias del mundo, sin renunciar por ello a un rendimiento extraordinario y a una eficiencia envidiable.

La campaña de demonización del diésel obvia el dato más importante: la "edad" del propulsor. Basa sus estadísticas de contaminación en motores antiguos, principalmente anteriores a 2006, que sí son los responsables de las grandes emisiones de partículas nocivas en nuestras carreteras y ciudades. Pero en esta campaña no se habla de los nuevos motores, aquellos matriculados a partir de 2014, que debido a sus bajísimos índices de emisiones cuentan con la etiqueta "C" de la DGT, al igual que los propulsores gasolina.

Los modernos motores diésel EU6 de Jaguar ofrecen unos niveles de emisiones de NOx comparables a los que ofrecen los motores de gasolina pero con unas emisiones de CO2 entre un 20% y un 25 % menores, un dato que una vez más se obvia en casi cualquier estudio que se publica. Además, la firma británica redujo entre 2004 y 2016 las emisiones de NOx en más de un 84% lo que unido a la acción de los filtros de partículas diésel (DPF) de sus vehículos, logran capturar el 99,9% de todas las partículas nocivas, logrando componer una de las gamas de motores diésel más limpias del mundo.

Etiqueta "C" de la DGT

Las bajas emisiones contaminantes de los motores diésel de Jaguar permiten a modelos como el SUV compacto E-PACE o su hermano mayor F-PACE, además de las berlinas XF y XE, lucir en sus parabrisas la etiqueta "C" de la DGT, por lo que no se ven afectados por las prohibiciones de acceso a la ciudad.

Este distintivo permite a los vehículos diésel de Jaguar circular por la M-30 y su interior, así como en el municipio de Madrid en los escenarios de contaminación 1, 2, 3 y 4, además de aparcar en la zona SER en el escenario 1.

Gama de motores Ingenium

La punta de lanza de la estrategia técnica de Jaguar se llama Ingenium y afecta tanto a los motores gasolina como diésel. Fabricados en el avanzado Engine Manufacturing Centre de Reino Unido, estos propulsores permiten ofrecer una mayor economía de combustible y menores emisiones de CO2, al tiempo que mejoramos el rendimiento global del vehículo. En casos como el XF y XE, además de los SUV E-PACE y F-PACE dotados de los motores diésel Ingenium de Jaguar, el consumo de combustible se ve reducido hasta un 20% con respecto a modelos gasolina de similares prestaciones y características.

Sin descuidar la potencia, par motor y suavidad que los clientes esperan de un Jaguar, los propulsores Ingenium diésel cuentan con la mayor ligereza y eficiencia posibles gracias a un diseño tan avanzado como extraordinario. Están construidos íntegramente en aluminio y cuentan con dos ejes de equilibrado para reducir al máximo las vibraciones que puedan filtrarse en el habitáculo, además de ser uno de los propulsores más silenciosos de su categoría.

Con estos motores los vehículos de la gama Jaguar se convierten en auténticos referentes en cuanto a sostenibilidad en sus respectivas categorías, como se demuestra en el caso del Jaguar XE, que arroja un consumo de combustible de tan solo 3,8 l/100 km, equivalentes a unas emisiones de CO2 de 99 gr/km.

Podemos concluir por tanto que la verdad es que los nuevos motores diésel en general, y los Ingenium de Jaguar en particular, no solo no son más contaminantes que los gasolina sino que en el caso del CO2 reducen notablemente los índices de emisiones, sin renunciar a la fiabilidad, durabilidad, eficiencia y austeridad de este tipo de combustible. Larga vida al diésel.