Ya estamos en verano y con él llegan las vacaciones, el descanso y como no, los desplazamientos.

Son muchos los coches que van a circular por nuestras carreteras a lo largo de este verano, ya que el automóvil sigue siendo la opción preferida para las vacaciones de los españoles.

Precisamente por ello, uno de los tópicos de estas fechas son los consejos para el mantenimiento adecuado del vehículo, desde revisar el estado mecánico a comprobar el desgaste de los neumáticos.

Los vehículos necesitan pasar de forma periódica una revisión técnica en la que se verifique el buen estado del mismo, pero en ocasiones no se llevan a cabo dichas operaciones por dejadez, por falta de tiempo o por razones económicas.

Los coches van a circular con los maleteros repletos y todos los asientos ocupados, situación ésta a la que no estamos muy habituados y nos obliga, deberíamos de saberlo ya, a cambiar nuestra rutinaria forma de conducir y circular.

Debemos tener muy presente que estamos acostumbrados a conducir sin cargas adicionales y por trayectos que conocemos casi a la perfección. Y cuando salimos de vacaciones, en la mayoría de los casos, las carreteras son poco conocidas o bien no muy frecuentadas y si a esto le añadimos la masiva salida de automóviles, todas las precauciones que podemos tomar son pocas.

Junto al cumplimiento de las normas de tráfico y seguridad vial, la perfecta verificación del estado del vehículo es importantísima.

Como por algún sitio hay que comenzar, empecemos por el sistema de refrigeración del motor, comprobando el nivel del refrigerante que lo protege contra la corrosión evitando pérdidas en los distintos elementos del sistema. Cada dos años deberá sustituirse el refrigerante. También se debe comprobar el estado del radiador, manguitos y abrazaderas, bombas de agua y la correa del ventilador, así como el buen funcionamiento del electroventilador y sus componentes.

El motor de un automóvil es un mecanismo muy delicado, debido a las continuas fricciones a las que están sometidas sus partes móviles, evitando su desgaste la película de aceite que las envuelve. Por ello, habrá que controlar su nivel con el motor parado, añadiendo aceite si vemos que la varilla marca el mínimo. Nunca se debe sobrepasar el nivel máximo ya que esto produciría una mayor presión, consumo de aceite y una excesiva formación de carbonilla.

Tanto el filtro como el aceite convienen ser cambiados antes de un largo trayecto si no recordamos cuando lo hicimos por última vez. Otras comprobaciones que debemos realizar son: nivel de aceite en la caja de cambios y no olvidar que si ésta es automática es importante observar el programa de mantenimiento relativo al cambio de aceite de la transmisión automática y mantener los niveles prescritos, nivel de aceite de la servodirección y posibles pérdidas de aceite, fugas por el sistema de escape y estado de las correas.

El sistema de frenos es, sin duda, uno de los apartados más importantes para nuestra propia seguridad. Cualquier descuido a la hora de su comprobación nos puede costar caro, un adelantamiento, un viraje forzado o simplemente una caravana pueden ser unas situaciones realmente peligrosas para la integridad física del conductor y sus acompañantes.

Los niveles del líquido de frenos deben ser comprobados y sustituir el líquido cada año. El estado de pastillas y discos, igualmente debe ser revisado y el freno de mano debe ser ajustado.

Si las pastillas son nuevas, recuerde que no se debe frenar a fondo desde el primer momento, ya que sólo trabajarán algunas zonas de la pastilla y se llegará a su cristalización. Estas zonas cristalizadas ni frenan ni se desgastan, y para evitarlo, durante los primeros kilómetros hay que efectuar frenadas cortas y suaves, para que poco a poco las zonas prominentes de la pastilla se vayan desgastando y se logre el perfecto acoplamiento con el disco.

Hasta ahora hemos hablado de las comprobaciones de dos partes fundamentales de nuestro vehículo, motor y refrigeración y del sistema de frenos, tan importante para la seguridad vial. Pues bien, existen otros apartados que no hay que descuidar y que en muchas ocasiones pasamos por alto. Por ejemplo, el buen funcionamiento de todas las luces, pilotos, luces de stop y testigos e indicadores del cuadro de instrumentos.

Si conduce de noche, compruebe la altura de sus luces. No por llevarlas más altas verá mejor, todo lo contrario. El enfoque debe estar dirigido al asfalto y no a los pájaros o murciélagos que puedan pasar. Además, perjudicaremos a los vehículos que vienen en sentido contrario, deslumbrándolos y provocando el mal humor de algún que otro conductor. Los limpiaparabrisas, escobillas y limpia trasero serán revisados y añadiremos, si hiciera falta, agua limpia en el depósito del lavacristales y en la batería.

El mantenimiento de los neumáticos es indispensable. Unos neumáticos con una presión baja, aparte de ser peligroso, nos restan potencia al coche y nos hacen gastar más combustible.

Para finalizar, recordemos que es obligatorio el uso de los cinturones de seguridad, ya sea en carretera o ciudad. Muchas personas han salvado su vida gracias a ellos. Y como no, respetemos los límites de velocidad y las señales de tráfico, que se colocan para algo, no para fastidiar.

Además de revisar y poner a punto nuestro vehículo, hace falta que el conductor también esté preparado para efectuar un largo viaje. Conviene haber descansado lo suficiente antes de entrar en el coche.

Apartar cualquier objeto que nos impida la perfecta visualización del exterior, colocar lo que se puede necesitar en lugares que estén a mano, y no tener mucha prisa en llegar son buenas reglas que deberíamos seguir todos.